Asegura que el cuerpo de su hijo terminó en una exhibición sin su consentimiento

La historia de Kim Erick Smith ha generado un profundo impacto público en Estados Unidos. La mujer sostiene que el cuerpo de su hijo, Christopher Todd Erick, quien murió en Texas en 2012 a los 23 años, no recibió el destino que la familia había decidido tras su fallecimiento. Según afirma, lejos de haber sido cremado como se le informó, los restos habrían sido sometidos a plastinación y utilizados en la exhibición internacional conocida como “Real Bodies”, presentada en Las Vegas.

Smith asegura que la representación de cuerpo completo que forma parte de la muestra coincide con características físicas muy particulares de su hijo. Una de ellas es una fractura en el cráneo, un detalle que, según afirma, corresponde exactamente a una lesión documentada en los informes médicos previos al fallecimiento. La mujer sostiene que ese rasgo anatómico no es común, por lo que considera improbable que la coincidencia sea casual.

Otro aspecto que despertó sospechas en la madre fue la ausencia de un tatuaje que Christopher llevaba en el pecho. Según su relato, la zona donde debía encontrarse la marca presenta un corte limpio, lo que le da motivos para pensar que fue retirado con el fin de impedir cualquier posibilidad de identificación. Para Smith, este detalle refuerza la idea de que el cuerpo fue manipulado sin la autorización de la familia.

La denuncia pública de Smith ha reavivado el debate sobre el origen de los cuerpos utilizados en exhibiciones anatómicas, un tema que en los últimos años ha generado controversias y pedidos de mayor transparencia. La madre asegura que jamás firmó permiso alguno que autorizara el uso del cuerpo de su hijo con fines educativos o de exposición. Por ello, exige una prueba de ADN inmediata para confirmar la identidad de la figura exhibida y, en caso de que sus sospechas se verifiquen, demanda que el cuerpo de Christopher sea retirado y finalmente reciba un entierro digno, tal como era el deseo de la familia.

La mujer también denuncia irregularidades en el proceso posterior a la muerte de su hijo, ocurrido tras un episodio en el que —según su versión— se utilizó veneno, un hecho que en su momento conmocionó a su entorno. Smith sostiene que después de años de buscar justicia, se encuentra nuevamente frente a una situación que reabre heridas y profundiza su necesidad de obtener respuestas concretas sobre lo sucedido.

Mientras tanto, su pedido ha llegado a diversos medios y organizaciones que solicitan claridad sobre las prácticas que se emplean en este tipo de muestras. Especialistas en bioética remarcan que cualquier uso de restos humanos debe contar con consentimiento explícito y verificable, además de cumplir rigurosos estándares legales y éticos. Para la familia Erick, ese es justamente el punto central de su reclamo: la posibilidad de que se haya vulnerado el derecho del fallecido y de sus seres queridos.

Kim Erick Smith insiste en que no busca más que la verdad y la restitución del cuerpo de su hijo. Para ella, la confirmación mediante una prueba científica permitiría cerrar un capítulo que lleva más de una década sin respuestas claras. En sus palabras, lo único que pretende es asegurar que “mi hijo tenga el respeto que merece” y que ninguna otra familia tenga que enfrentarse a una situación similar.