7 paradas en el desconocido Camino de Santiago desde Sevilla

A los pies de la imponente Catedral de Sevilla, justo en la Puerta de San Miguel, una discreta baldosa señala el inicio de una ruta de peregrinación tan antigua como fascinante: la Vía de la Plata, también conocida como Camino Mozárabe. Esta ruta alternativa del Camino de Santiago comienza en la capital andaluza y atraviesa, en sus primeras etapas, la provincia de Sevilla, ofreciendo un recorrido de 87 kilómetros que mezcla patrimonio, naturaleza, cultura y tradición. A lo largo de siete paradas, el caminante descubrirá un sur inesperado, cargado de historia y belleza.

1. Catedral de Sevilla: punto de partida monumental

Comenzar una aventura espiritual o personal desde la Catedral de Sevilla ya es, en sí mismo, una experiencia majestuosa. Considerada la catedral gótica más grande del mundo, su construcción comenzó en 1403 sobre los restos de una antigua mezquita. Sus muros no solo encierran siglos de historia, sino también secretos y tesoros. Entre ellos, la tumba de Cristóbal Colón, uno de los personajes más influyentes de la historia moderna.

Su símbolo más icónico es la Giralda, antiguo alminar musulmán transformado en campanario cristiano. Desde allí, se escucha una sinfonía de campanas que acompaña el bullicio de la ciudad y marca, simbólicamente, el inicio del camino. En la Puerta de la Asunción, una figura del apóstol Santiago despide a los peregrinos que comienzan su andadura.

2. Santiponce: historia viva entre ruinas romanas y monasterios

A solo diez kilómetros de Sevilla, el municipio de Santiponce ofrece una de las etapas más enriquecedoras desde el punto de vista histórico. La primera parada importante es el Monasterio de San Isidoro del Campo, fundado en 1301 por Guzmán el Bueno. Este conjunto gótico-renacentista no solo fue centro espiritual, sino también intelectual: en su interior se tradujo la famosa Biblia del Oso, la primera en lengua castellana.

Poco después, el camino conduce a uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de España: Itálica, la primera ciudad romana construida fuera de Italia. Fundada por Escipión el Africano en el año 206 a.C., fue cuna de emperadores como Trajano y Adriano. Recorrer su anfiteatro, que acogía a más de 25.000 espectadores, es adentrarse en la vida romana. No en vano, el lugar fue escenario de la popular serie Juego de Tronos. Sus mosaicos, casas patricias y sistemas de alcantarillado hablan de un pasado glorioso que el peregrino puede tocar con sus propios pies.

3. Cortijo El Esparragal: descanso entre buganvillas y tradiciones

Siguiendo la ruta, el peregrino puede hacer una parada inolvidable en el Cortijo El Esparragal, una finca de 3.000 hectáreas que aúna tradición, lujo rural y sostenibilidad. Este espacio, que en su día fue guarnición romana y luego monasterio jerónimo, hoy es un alojamiento boutique que invita al descanso.

El patio central, decorado con una espectacular buganvilla, conserva el aire monástico original. Sus 21 habitaciones, de estilo rústico, se integran con jardines, patios floridos, fuentes, una capilla del siglo XVII y hasta una piscina que hace olvidar el esfuerzo del camino. Aquí también se pueden observar vacas retintas, caballos andaluces y cultivos de cítricos, como testigos de una vida rural anclada en siglos de historia.

4. Castilblanco de los Arroyos: esencia andaluza en cada rincón

La siguiente etapa nos lleva a Castilblanco de los Arroyos, un encantador pueblo a las puertas del Parque Natural Sierra Norte de Sevilla. Fundado tras la Reconquista, el lugar tiene una conexión curiosa con la literatura: Miguel de Cervantes lo menciona en Las dos doncellas, una de sus novelas ejemplares.

El visitante es recibido por un monumento en homenaje al escritor y por calles que aún conservan casas del siglo XVI. En el corazón del pueblo se alza la Parroquia del Divino Salvador, con su campanario poblado de cigüeñas, mientras fuentes tradicionales indican que la sierra ya está cerca.

5. Almadén de la Plata: naturaleza, minería y legado medieval

La etapa más larga del Camino en Sevilla —casi 30 kilómetros— une Castilblanco con Almadén de la Plata. Esta jornada es un homenaje a la dehesa andaluza, con campos repletos de encinas y alcornoques, hogar de ciervos, aves y el omnipresente cerdo ibérico.

Desde época romana, esta zona ha sido explotada por sus minas de plata, cobre y mármol. En el pueblo, se puede visitar la Iglesia de Santa María de Gracia, el castillo medieval —hoy sede del ayuntamiento— y la singular Torre del Reloj, de 27 metros de altura, que ha sido hospital, ermita y edificio civil.

Para reponer fuerzas, Casa Concha ofrece platos tradicionales y un menú especial para peregrinos, ideal para cerrar el día con buena comida y conversación amable con los locales.

6. Quesería Once Grados: artesanía con sabor

Antes de llegar al destino final, el Camino nos regala una sorpresa gourmet: la Quesería Once Grados, ubicada en plena Sierra Morena sevillana. Fundada por José Ángel García, un químico que decidió cambiar la bata de laboratorio por la vida rural, esta pequeña empresa familiar produce quesos artesanales a partir de leche de cabra florida, una raza autóctona.

En este entorno tranquilo y auténtico, se elaboran quesos que maduran entre dos meses y un año, sin aditivos y con técnicas tradicionales. Los resultados son piezas de pasta blanda, curados intensos y sabores que conectan directamente con la tierra. Un alto perfecto para quienes creen que la gastronomía también es parte del viaje espiritual.

7. El Real de la Jara: final entre fortalezas y leyendas

El Camino de Santiago por tierras sevillanas culmina en El Real de la Jara, un pueblo blanco que parece detenido en el tiempo. Su nombre proviene del Camino Real que unía Andalucía con Extremadura, y es uno de los últimos bastiones antes de cruzar hacia tierras extremeñas.

Aquí se ubica el Centro de Interpretación del Peregrino, donde se relata la historia del Camino Mozárabe y su paso por Sevilla. El casco urbano, con sus calles encaladas y balcones llenos de flores, conserva un aire serrano encantador. La Plaza de Andalucía es el corazón del pueblo, donde una escultura de un venado recuerda la leyenda de los Caballeros de Santiago, quienes recuperaron la villa tras la Reconquista.

Desde allí se vislumbra la Iglesia de San Bartolomé y, en lo alto, el castillo almohade del siglo XII, de planta trapezoidal, que alberga hoy un auditorio desde donde se obtienen vistas espectaculares de los campos de Huelva y Badajoz.


Un camino diferente, lleno de alma

La Vía de la Plata desde Sevilla no es solo una ruta alternativa hacia Santiago de Compostela. Es un viaje a través del tiempo, la historia y la Andalucía menos conocida. Un recorrido que ofrece tanto a los peregrinos como a los viajeros una experiencia distinta: más introspectiva, más cercana, y sobre todo, más humana.

¿Te animas a calzarte las botas y descubrir este otro sur?