¿Cómo lograr que tu cachorro deje de llorar por las noches?

La llegada de un cachorro a casa es, sin duda, una de las experiencias más entrañables y emocionantes que se pueden vivir. Sin embargo, también puede convertirse en un proceso lleno de incertidumbre, especialmente durante los primeros días y, sobre todo, por las noches. Para el animal, el cambio supone dejar atrás a su madre, su camada y el entorno que conocía, lo cual puede generar estrés, miedo y una fuerte sensación de desarraigo. Por ello, no es raro que muchos cachorros lloren o gimoteen por las noches al verse solos en un entorno nuevo y desconocido.

En esta etapa, tanto el cachorro como sus cuidadores deben atravesar un periodo de adaptación. Aunque lo ideal es que el perro llegue al nuevo hogar a partir de las ocho semanas de vida, en algunos casos esto puede suceder antes, ya sea por motivos logísticos, por abandono o por rescates prematuros. Esto hace que el reto sea aún mayor, pues el cachorro puede no estar lo suficientemente maduro emocionalmente para enfrentarse a este cambio tan drástico.

La importancia de comprender lo que siente tu cachorro

Para un cachorro, la noche es el momento más complicado del día. Durante el día, puede distraerse con juegos, olores nuevos, personas y estímulos visuales. Pero al llegar la noche, cuando todo se apaga, se siente solo, desprotegido y ansioso. Esto no es un capricho ni una conducta manipuladora, sino una respuesta instintiva que tiene raíces profundas en la naturaleza gregaria del perro. Al igual que los lobos, sus antepasados salvajes, los perros tienen una necesidad biológica de permanecer cerca de su manada, especialmente cuando se sienten vulnerables.

En ese contexto, el llanto nocturno no es más que una forma de pedir compañía, calor y protección. Desde el punto de vista del cachorro, está actuando con total coherencia con su instinto: si está solo, puede estar en peligro; si llora, su madre (o quien él considera como tal) debería acudir.

¿Debemos atender el llanto o ignorarlo?

Una de las grandes dudas que se plantean muchos cuidadores primerizos es si deben acudir al llamado del cachorro o si es mejor dejarlo llorar para que se acostumbre a la independencia desde el primer día. Esta duda tiene paralelismos con la crianza de bebés humanos y no es casual. En sociedades occidentales, existe una tendencia a promover la independencia desde etapas muy tempranas, tanto en niños como en animales de compañía. En el caso de los bebés, algunos métodos como el método Estivill recomiendan espaciar la atención nocturna para evitar que el niño relacione automáticamente el llanto con una respuesta inmediata. Este enfoque, sin embargo, sigue generando controversia.

Algo similar ocurre con los cachorros. Algunas personas creen que si se responde al llanto, se corre el riesgo de malacostumbrar al animal, haciéndolo dependiente o caprichoso. Pero este punto de vista puede resultar contraproducente si no se considera el contexto emocional y evolutivo del animal. Los expertos coinciden en que un cachorro que llora no lo hace para manipular, sino porque necesita sentirse seguro.

El colecho como herramienta de adaptación

Una opción intermedia y bastante efectiva es permitir que el cachorro duerma en la misma habitación durante las primeras semanas. No es estrictamente necesario que duerma en la cama con su cuidador, aunque muchos lo permiten sin mayor problema. Basta con colocar su camita o una manta cerca de la cama para que se sienta acompañado. Este simple gesto puede reducir significativamente el nivel de ansiedad del animal y ayudarlo a conciliar el sueño sin necesidad de llorar.

Contrario a lo que se podría pensar, permitir que duerma cerca durante un tiempo no implica que siempre será así. Muchos perros que empezaron durmiendo junto a sus dueños durante la etapa de adaptación, más adelante aprendieron a dormir solos en su cama e incluso en otra habitación. La clave está en establecer una transición progresiva y coherente.

Errores comunes que debes evitar

Uno de los errores más comunes es castigar al cachorro por llorar. Gritarle, encerrarlo o utilizar refuerzos negativos no solo no resolverá el problema, sino que podría empeorarlo. El cachorro no entenderá por qué se le castiga y asociará la noche o la soledad con una experiencia traumática. Esto podría generar problemas de comportamiento más adelante, como ansiedad por separación, miedo excesivo o incluso agresividad.

Tampoco es recomendable alternar de forma arbitraria entre dejarlo solo y permitirle dormir contigo. Por ejemplo, si una noche lo dejas en el pasillo y a la siguiente le permites dormir en la cama, lo único que lograrás será confundir al cachorro. La educación de un perro requiere consistencia. Si decides que duerma en tu habitación, mantén esa decisión durante un periodo prolongado. Si luego quieres que duerma en otro lugar, haz la transición de manera gradual y firme.

¿Cómo facilitar la adaptación nocturna?

Existen algunas estrategias que puedes aplicar para que la adaptación nocturna sea más llevadera tanto para ti como para tu cachorro:

  1. Crea un entorno seguro y cálido: Usa una camita mullida, una manta con el olor de su madre (si es posible), o incluso una bolsa de agua caliente (bien cerrada y sin riesgo de quemaduras) para simular la calidez del contacto físico.
  2. Utiliza un reloj que suene suavemente o un peluche con latido simulado: Hay productos diseñados específicamente para perros que imitan los latidos del corazón y el sonido del útero materno. Estos elementos ayudan a calmar al cachorro.
  3. Establece una rutina nocturna: Antes de dormir, asegúrate de que haya comido, hecho sus necesidades y tenido una buena dosis de juego y cariño. Esto favorece un descanso más tranquilo.
  4. Sé paciente y comprensivo: Recuerda que estás tratando con un ser muy joven que necesita tiempo y afecto para adaptarse a su nueva vida.
  5. Evita el aislamiento extremo: Aunque tu intención sea fomentar la independencia, no caigas en el error de abandonar emocionalmente al cachorro. La independencia se construye a partir de la seguridad, no del miedo.

Lograr que un cachorro deje de llorar por las noches no es cuestión de imponer autoridad ni de ceder a todo lo que demande. Se trata, más bien, de comprender sus necesidades, establecer una rutina predecible y crear un entorno donde se sienta seguro. Asistirlo en sus primeras noches no te convertirá en un dueño permisivo, sino en uno empático y comprometido.

Con paciencia, afecto y coherencia, tu cachorro aprenderá a dormir tranquilo y tú también podrás disfrutar de noches más serenas. Recuerda que los primeros días son solo el comienzo de una relación que durará muchos años, y el amor que brindes ahora será la base de un vínculo fuerte y equilibrado.