¿Cómo preparar una Rosca de Pascua?

La Pascua es una de esas festividades en las que se entrelazan la espiritualidad, la tradición y, por supuesto, la cocina. En muchos hogares, hay platos típicos que no pueden faltar durante esta celebración, y uno de los más esperados es la rosca de Pascua. Este pan dulce con forma circular, decorado con crema pastelera, frutas y, a veces, huevos, tiene un fuerte simbolismo: representa el ciclo de la vida, la unidad familiar y la esperanza de un nuevo comienzo. Pero, más allá de su historia, es una excusa perfecta para reunirse, compartir y disfrutar algo rico.

En Argentina, la rosca de Pascua es una tradición arraigada. Suele estar presente en la mesa del Domingo de Resurrección, ya sea para el desayuno, la merienda o incluso como postre luego del almuerzo. Muchas familias tienen su receta propia, heredada de abuelas o tías, con ingredientes que varían ligeramente pero con un mismo objetivo: que quede esponjosa, perfumada y tentadora.

Si bien se puede comprar en cualquier panadería durante la Semana Santa, preparar una rosca en casa tiene su encanto. El aroma a levadura, los cítricos, la miel y la manteca invaden la cocina y llenan el ambiente de calidez. Además, no es tan complicada como parece: solo hace falta un poco de paciencia para respetar los tiempos de levado y algunas ganas de amasar. Acá te compartimos una receta que combina la tradición con un toque moderno: rellena con pasta de cacao y avellanas, para los amantes del chocolate. Perfecta para sorprender a la familia o para disfrutar con amigos, acompañada de unos buenos mates.

¿Cómo preparar una rosca de Pascua casera y deliciosa?

Ingredientes necesarios

La preparación de la rosca se divide en tres partes: primero se hace una esponja, luego se prepara la masa principal, y finalmente se arma y decora la rosca. Te dejamos todos los ingredientes que vas a necesitar:

Para la esponja (fermento previo):

  • Harina: 80 gramos
  • Levadura fresca: 10 gramos
  • Miel: 1 cucharada
  • Leche tibia: 80 cc

Para la masa:

  • Harina: 200 gramos
  • Azúcar: 65 gramos
  • Miel: 1 cucharada
  • Sal: ½ cucharadita
  • Huevo: 1 unidad
  • Leche tibia: 40 cc
  • Levadura fresca: 20 gramos
  • Esponja (la que preparamos al inicio)
  • Ralladura de 1 limón
  • Ralladura de 1 naranja
  • Esencia de vainilla: 1 cucharadita
  • Manteca: 60 gramos (a temperatura ambiente)

Para el relleno y la decoración:

  • Pasta de cacao y avellanas: 200 gramos (puede ser casera o tipo Nutella)
  • Huevo batido: para pintar
  • Miel y avellanas picadas: para pincelar y decorar después del horneado

Paso a paso para preparar la rosca

1. Preparar la esponja (fermento):
Este paso ayuda a que la rosca quede más aireada y con un sabor más desarrollado. En un bol pequeño, entibiá la leche (no debe estar caliente para no matar la levadura), disolvé en ella la cucharada de miel y agregá la levadura desmenuzada. Luego sumá los 80 gramos de harina y mezclá bien hasta obtener una pasta homogénea. Tapá el bol con un paño limpio y dejá reposar en un lugar templado por unos 30 minutos. Vas a notar que la mezcla crece y se llena de burbujas: eso es señal de que la levadura está activada.

2. Armar la masa principal:
En una superficie limpia (puede ser la mesada), colocá los 200 gramos de harina en forma de corona. Sobre los bordes espolvoreá la sal. En el centro, agregá el huevo, el azúcar, la miel, los 40 cc de leche tibia, la levadura fresca desmenuzada, la esponja ya fermentada, la ralladura de limón y de naranja, y la esencia de vainilla.

Con una cuchara o directamente con la mano, empezá a integrar los ingredientes del centro y a sumar de a poco la harina de los bordes, hasta formar una masa. Amasá con energía durante unos 10 minutos, hasta que la masa quede suave y elástica.

3. Incorporar la manteca:
Ahora llega una de las etapas más importantes. La manteca, que debe estar bien blanda (casi pomada), se incorpora al final. Al principio, parece que la masa se desarma, pero con paciencia y amasado continuo se vuelve a integrar. Evitá agregar harina extra: si seguís amasando, la masa va a absorber la manteca y va a quedar perfecta. Cuando esté lisa y no se pegue en la mesada, formá un bollo.

Colocá el bollo en un recipiente ligeramente enharinado o enmantecado, cubrilo con un paño y dejalo levar en un lugar cálido hasta que duplique su tamaño. Esto puede tardar entre 45 minutos y una hora.

4. Estirar, rellenar y dar forma:
Una vez que la masa duplicó su volumen, es momento de desgasificarla: presioná suavemente con los dedos para quitar el exceso de aire. Luego, con la ayuda de un palo de amasar, estirala en forma de rectángulo sobre la mesada.

Untá la superficie con la pasta de cacao y avellanas, procurando cubrir bien toda la masa. Después enrollala como si fuera un pionono, con cuidado para que no se desarme. Una vez que tenés el rollo formado, cortalo de manera longitudinal, a lo largo, para obtener dos tiras. Tomá ambas tiras y torzalas entre sí, con la parte del relleno hacia arriba, formando una trenza. Uní los extremos para darle forma circular de rosca.

Colocá la rosca sobre una placa enmantecada o con papel manteca. Cubrila con un repasador limpio y dejala levar nuevamente hasta que duplique su volumen.

5. Cocinar y decorar:
Precalentá el horno a 180°C. Cuando la rosca haya levado, pincelala con huevo batido y llevá al horno durante aproximadamente 25 minutos, o hasta que esté dorada y cocida por dentro.

Una vez fuera del horno, podés pincelarla con un poco de miel para darle brillo y decorarla con avellanas picadas. También podés agregar hilos de chocolate, azúcar impalpable o frutas abrillantadas, según tu gusto.

Hacer una rosca de Pascua casera no es solo cocinar: es crear un momento para compartir. Podés invitar a los chicos a amasar, a decorar o simplemente a esperar junto al horno mientras se cocina y perfuma toda la casa. Es una forma de conectarse con las raíces, con la cocina artesanal, y también de hacer una pausa en la vorágine diaria para disfrutar de un ritual sencillo y sabroso.

Esta receta es solo una base: podés cambiar el relleno por dulce de leche, crema pastelera o frutas secas. Lo importante es que refleje tu estilo y tus ganas de celebrar. Porque al final, eso es lo que más se disfruta en Pascua: estar juntos, compartir algo hecho con amor y saborear tradiciones que nunca pasan de moda.