¿Cuál es el tiempo de cocción del huevo?

El huevo es uno de los ingredientes más versátiles y presentes en la cocina. Lo usamos en desayunos, ensaladas, sopas, platos principales, acompañamientos y hasta postres. Y aunque puede parecer sencillo, cocer un huevo a la perfección requiere precisión: un minuto de más o de menos cambia completamente la textura de la clara y, sobre todo, de la yema. Por eso existen diferentes términos culinarios que describen el punto exacto al que queremos llevar la cocción: pasado por agua, mollet, duro o incluso escalfado.

Lo importante es entender que cada tipo responde a un tiempo específico y a una técnica determinada. Sin embargo, antes de pensar en los minutos, hay detalles que solemos pasar por alto y que influyen directamente en el resultado. Con esta guía completa podrás dominar todos los puntos de cocción y lograr huevos perfectos cada vez.

Cuánto tiempo hay que cocer un huevo y qué tener en cuenta antes de empezar

Antes de colocar el huevo en el agua hirviendo, conviene seguir algunos consejos básicos que garantizan una cocción uniforme y un producto final de buena calidad:

  • Usá siempre huevos frescos. Son más sabrosos, más seguros y más fáciles de pelar cuando están cocidos.
  • Llevá los huevos a temperatura ambiente. Si recién salen de la heladera, pueden agrietarse al entrar en contacto con el agua caliente por el cambio brusco de temperatura. Sacalos unos minutos antes para evitarlo.
  • Usá suficiente agua. Los huevos deben quedar completamente cubiertos para que la cocción sea pareja.
  • Incorporalos cuando el agua ya esté hirviendo. Esto permite medir el tiempo con precisión. Si los ponés desde agua fría, el cálculo se complica y el resultado puede variar.

Estos pasos simples marcan la diferencia entre un huevo bien cocido y uno que no alcanza la textura deseada.

¿Cómo cocer un huevo?

Aunque los tiempos cambien según el tipo de huevo que quieras conseguir, el procedimiento básico es siempre el mismo:

  1. Colocá el huevo con cuidado en un recipiente resistente al calor.
  2. Cubrilo completamente con agua y llevá el cazo a fuego fuerte hasta que hierva.
  3. Una vez que el agua rompa hervor, empezá a contar el tiempo según el punto deseado.
  4. Cuando termine la cocción, pasá inmediatamente el huevo a un bowl con agua fría y hielo para cortar la cocción, evitar que siga endureciendo y facilitar el pelado.
  5. Pelá con cuidado —golpeándolo suavemente para romper la cáscara de forma uniforme— y disfrutalo en tu plato favorito.

Tipos de huevo según el tiempo de cocción

Los puntos de cocción más habituales en la cocina diaria son: pasado por agua, mollet, duro y escalfado. Cada uno tiene una textura única y un uso recomendado.

1. Huevo pasado por agua: 

Este es el clásico del desayuno, ideal para comer en hueveras, con la parte superior de la cáscara retirada y acompañado de un toque de sal o pimienta.

El secreto está en lograr una clara ligeramente cuajada pero aún suave, mientras que la yema permanece líquida y cremosa. Esto se consigue con una cocción breve, de entre 3 y 5 minutos, dependiendo de cuán fluida quieras la yema.

Es perfecto para untar tostadas o para incorporar en platos donde un toque cremoso realza el sabor, como sopas suaves o cremas vegetales.

2. Huevo mollet: 

El huevo mollet —del francés mou, que significa blando o mullido— es una versión intermedia entre el pasado por agua y el huevo duro. Su encanto está en la yema semilíquida, que se chorrea suavemente al cortarla, y en la clara firme pero tierna, con una textura ligeramente temblorosa.

Para lograrlo, el tiempo ideal de cocción es de 5 a 7 minutos. La ventaja del mollet es que se puede pelar sin problemas y servir entero, lo que lo hace perfecto para acompañar verduras asadas, ensaladas tibias, arroces suaves, purés o platos donde un contraste cremoso suma interés gastronómico.

3. Huevo duro:

Probablemente el más conocido y utilizado en la cocina diaria. El huevo duro se caracteriza por tener clara totalmente cocida y yema firme y uniforme, sin zonas líquidas.

Es el preferido para:

  • Ensaladas
  • Rellenos
  • Salpicones
  • Cremas
  • Sándwiches
  • Picadas frías

Para obtenerlo sin que la yema quede grisácea —un error común causado por cocción excesiva— lo ideal es cocinarlo entre 10 y 12 minutos. Una vez que esté listo, enfriarlo rápido es fundamental para mantener su color y textura.

4. Huevo escalfado o poché:

Aunque la técnica es diferente porque el huevo se cocina sin cáscara, vale incluirlo en la lista porque pertenece al mismo universo de puntos de cocción suaves.

Para hacer un huevo poché perfecto:

  1. Calentá agua en una olla amplia.
  2. Agregá un chorrito de vinagre (ayuda a que la clara se compacte).
  3. Cuando rompa hervor, bajá el fuego para que el agua quede apenas burbujeando.
  4. Con una cuchara, generá un remolino y verté el huevo con cuidado.
  5. Cocinalo 3 a 4 minutos o hasta que la clara esté completamente blanca.

El resultado es una yema sumamente cremosa envuelta en una clara suave, ideal para servir sobre pan tostado, verduras, arroces, purés, pastas o el clásico brunch de huevos benedictos.

Dominar los tiempos de cocción del huevo es una habilidad básica pero poderosa en la cocina. Un minuto puede transformar un plato simple en uno memorable. Saber elegir entre un huevo pasado por agua, mollet, duro o escalfado te permite adaptar cada preparación a tus gustos y necesidades.

Con estos tiempos claros, más los consejos previos de manipulación, temperatura y enfriado, vas a poder conseguir huevos perfectos siempre, sin sorpresas y con la textura justa para cada receta. Porque, aunque parezca sencillo, el arte de cocer un huevo también tiene su ciencia… y ahora la tenés en tus manos.