Identifican restos de un joven desaparecido hace 41 años en la casa donde vivió Gustavo Cerati: el conmovedor testimonio de su hermano
El hallazgo de restos óseos en un chalet de Coghlan, a pocos metros de la casa donde alguna vez residió Gustavo Cerati, generó una fuerte conmoción en las últimas horas. La confirmación de que pertenecen a Diego, un adolescente desaparecido en 1984, trajo alivio parcial a una familia que durante más de cuatro décadas cargó con la angustia de no saber qué ocurrió con su ser querido.
Gracias al trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que actuó con rapidez y precisión, se logró confirmar la identidad del joven, quien tenía 16 años al momento de su desaparición. Diego jugaba al fútbol en Excursionistas y, según se supo, fue víctima de un crimen en circunstancias aún no esclarecidas, ocurrido hace más de 40 años.
Javier, su hermano, habló con el canal TN Central tras recibir la confirmación oficial y compartió su dolor en una entrevista profundamente emotiva. Visiblemente afectado, expresó: “Me siento vacío. Es una mezcla de indignación, tristeza, dolor… son muchas preguntas sin responder. Pasaron 41 años, necesitamos que haya justicia”.
Durante la conversación, Javier recordó a su padre, quien falleció sin conocer qué había pasado con Diego. “Mi papá murió buscándolo, fue en 1991. Lo atropelló una camioneta en la zona de Galván y Congreso, muy cerca de donde se encontró ahora a Diego. Vivió sus últimos años con esa búsqueda constante”.
Javier también relató cómo fue la ausencia de apoyo en aquellos años difíciles. “Yo tenía 10 años cuando desapareció Diego, y tengo entendido que la policía no hizo lo suficiente. Mi papá decía que no lo buscaban, que tuvo que investigar por su cuenta, en una época en la que no había celulares, cámaras ni redes sociales. Solo existían unos pocos canales de televisión. Fue todo muy difícil”.
El hallazgo de los restos permite, al menos, cerrar un ciclo para la familia. “Mi mamá ya sabe, aunque hay detalles que preferimos no contarle aún. Pero esto nos da la posibilidad de tener a quién llorar, de darle un lugar. Todavía no sabemos qué vamos a hacer, pero sí sabemos que ahora necesitamos justicia para poder vivir en paz”.
Sobre cómo se enteraron de la noticia, Javier reveló que no fue inmediato. “Vi la publicación del caso, pero no lo asocié con Diego. Yo no miro televisión. Fue mi cuñado quien empezó a sospechar. Lee mucho, se interesó en la nota sobre los restos hallados en la casa donde vivió Cerati, lo habló con su hijo, que es periodista, y ahí empezaron a investigar más por su cuenta”.
El recuerdo de Diego está vivo en las palabras de su hermano. “Para mí era todo. Mi héroe. Lo buscábamos todos los días. En ese momento se decía de todo… que se había escapado con una chica, que ya iba a volver. Pero era imposible encontrarlo con las herramientas que había en esa época. Todo quedó ahí… fue muy duro para mi viejo, durísimo”.
El caso ahora queda en manos de la justicia, que deberá investigar las circunstancias en las que Diego perdió la vida y cómo fue que sus restos permanecieron ocultos durante tantos años. Lo que antes era una desaparición sin respuestas, hoy se transforma en una historia con nombre, rostro y memoria, que aún exige verdad.