Terremoto en Rusia genera alerta de tsunami en el Pacífico y provoca evacuaciones masivas

Un potente sismo de magnitud 8.8 sacudió el extremo oriental de Rusia, específicamente cerca de la península de Kamchatka, lo que activó una serie de alertas de tsunami en distintas regiones del océano Pacífico. El movimiento telúrico, que ocurrió a unos 136 kilómetros de la ciudad de Petropávlovsk-Kamchatski, se registró a una profundidad de 19 kilómetros, según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). Inicialmente informado como un sismo de 8.0 grados, fue posteriormente corregido a 8.8, convirtiéndose en uno de los eventos sísmicos más fuertes de los últimos años en esa zona.

El fenómeno generó una ola de reacciones por parte de los servicios de emergencia en países como Japón, Estados Unidos, Chile, Perú, Ecuador, Colombia y México, donde se activaron los protocolos preventivos ante la posibilidad de la llegada de oleajes peligrosos. En las islas Kuriles, el impacto fue inmediato, con olas que provocaron inundaciones y daños en varias zonas costeras. El Ministerio de Emergencias ruso confirmó que en Severo-Kurilsk se evacuó a aproximadamente 2.000 personas, aunque no se reportaron víctimas fatales ni heridos de gravedad.

En Japón, donde las autoridades mantienen un estricto control sísmico, se registró la llegada de un tsunami de hasta 40 centímetros en la isla de Hokkaido. Aunque la intensidad del temblor no fue muy fuerte en territorio japonés, se tomaron medidas de precaución, incluyendo la evacuación de zonas costeras en varias prefecturas, como Fukushima, Ibaraki, Chiba, Kanagawa y Wakayama, entre otras. Incluso en áreas como la bahía de Tokio y Osaka, se emitieron avisos de olas de hasta un metro, mientras que en el mar de Japón se previeron oleajes de hasta 20 centímetros.

En Hawaii, la alerta fue calificada como “máxima” por parte de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA). El gobernador del estado, Josh Green, exhortó a la población a evacuar inmediatamente las zonas costeras, advirtiendo que las olas podrían generar inundaciones severas. Se reportaron olas de hasta 1.74 metros en Maui y otras de considerable altura en diferentes puntos de la isla. Por su parte, las autoridades estadounidenses recomendaron buscar zonas elevadas y mantenerse alejados de la costa mientras durara el riesgo.

Donald Trump, expresidente de Estados Unidos, utilizó sus redes sociales para enviar un mensaje a los ciudadanos de Hawaii y otros territorios en riesgo. A través de una publicación, llamó a mantener la calma y seguir las indicaciones oficiales, subrayando la seriedad de la situación.

En América Latina, las alertas también se extendieron rápidamente. En México, la Secretaría de Marina activó sus protocolos en puntos clave del litoral del Pacífico, desde Baja California hasta Chiapas, previendo olas de hasta 20 centímetros. Ecuador, Chile, Perú, Colombia, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá también se unieron al sistema de vigilancia regional. En Chile, el presidente Gabriel Boric informó sobre planes de evacuación en regiones como Coquimbo, Atacama y Valparaíso, aunque más tarde las alertas fueron desactivadas.

Uno de los focos de preocupación fue nuevamente la central nuclear de Fukushima, en Japón. Tras la emisión de la alerta, la empresa TEPCO informó que no se detectaron irregularidades, pero por seguridad evacuó al personal y suspendió temporalmente el vertido controlado de aguas tratadas al mar.

Este nuevo evento sísmico ha reavivado la memoria de lo ocurrido en 2011, cuando un devastador terremoto de magnitud 9.0 golpeó el noreste de Japón y generó un tsunami que afectó gravemente a la misma central. Afortunadamente, en esta ocasión, las medidas de prevención han funcionado con mayor eficacia y no se han registrado consecuencias trágicas de gran escala.

Las autoridades continúan monitoreando el comportamiento del océano y han pedido a la población mantenerse informada a través de canales oficiales y evitar difundir rumores. La cooperación internacional y la pronta reacción de los sistemas de alerta han sido clave para minimizar los riesgos en esta emergencia.